Paris Days, Berlin Nights es el sugestivo título con el que Ute Lemper ha bautizado su último trabajo. El número 23 si no tenemos en cuenta las bandas sonoras de películas o musicales en los que ha participado. El lanzamiento, el pasado 20 de marzo, coincide con el inicio de una gira norteamericana que empezó hace unos días en el Kennedy Center de Whasington y terminará el 6 de abril en Quebec, deleitando también a los asiduos que la cantante tiene en ciudades como Vancouver, Los Angeles, Toronto y, por supuesto, Nueva York.
Tanto en la gira como en la grabación del álbum, Ute está acompañada por el Vogler Quartet, compuesto por Tim Vogler, Frank Reineche, Stefan Fehlandt (violines) y Stephan Forck (chelo). El cuarteto de cuerda se unió en 1985 en Berlín Este y desde entonces ha querido acercar la música de cámara al gran público, tocando en grandes espacios. A su lado Stefan Malzew (piano, acordeón y clarinete), que también ha realizado los arreglos de las canciones. El sello artífice del proyecto es Steinway & Sons.
El corpus de Paris Days, Berlin Nights está compuesto por 13 piezas que, por su contenido y el carisma de la intérprete alemana, se convierten en 13 capítulos de la misma Historia para entretejer un viaje por los sentimientos de la Europa (y nosotros, los europeos) de los años veinte hasta la actualidad. 13 canciones de Édith Piaf, Kurt Weill, Hanns Eisler, Astor Piazzolla, Chava Alberstein y Jacques Brel. Algunos son habituales compañeros de viaje de la alemana y otros se han incorporado en esta ocasión, pero todos ellos se han dejado abrazar por su talento y acariciar por su voz. El resultado es difícil de describir con palabras pero imposible no disfrutarlo con los sentidos.
Empezamos el viaje en París, con Elle Fréquentait la Rue Pigalle y L’Accordéoniste, donde Ute recoge el testigo de Piaf y Brel y presta su voz a estas dos historias de amor desesperadas. Sopla el viento a través de los instrumentos de nuestro cuarteto y nos trasladamos a Berlín. En esta ocasión la alemana se rodeará de los máximos exponentes musicales de la república de Weimar. Surabaya Johnny & Die Moritat vom Mackie Messer, dos clásicos del tándem Weill-Brecht que la cantante une en una sola pieza para evocar los años revolucionarios de la decadente Weimar. Sigue la profunda excavación por los sentimientos que es Der Graben, de Eisler y Kurt Tucholsky y la devastadora y espeluznante Über den Selbstmord (Sobre el suicidio) de Eisler y Bertolt Brecht. De ellos también es Ballade vom Wasserrad, canción en que su protagonista, una rueda de agua, nos relatará las atrocidades de las que ha sido testigo. Llegados a este momento, Ute Lemper nos propone desviarnos de tanta tristeza y nos coge de la mano para sumergirnos en el apasionado mundo de los tangos de Piazzolla y Horacio Ferrer. Las palabras de un poeta de tal envergadura no pueden expresarse con todo su significado y sonoridad, y sin perder matices, en otro idioma que el original. De este modo, nuestra guía en este viaje tan particular se atreve con La última grela y esos versos de Ferrer que decían “…qué sola irá la grela, tan última y tan rara, sus grandes ojos tristes trampeados por la suerte, serán sobre el tapete raído de su cara, los dos fúnebres ases cargados de la muerte…” Después de seducirnos y hacernos caer rendidos ante el Oblivion (Olvido) de nuestro amigo Piazzolla, que ya gravó en su trabajo But One Day (2003), se produce la catarsis cuando oímos eso de “…María tango, María del arrabal, María noche, María pasión fatal”. Impresionante Yo soy María, pieza más reconocida de María de Buenos Aires primera ópera-tango o “operita” estrenada en 1968. Llegados a este punto de nuestro viaje, Chava Alberstein se incorpora al repertorio de nuestra heroína alemana con dos temas cantados en ruso y yiddish. Nos referimos a Temmaya Noch (Oscura es la noche) e Ikh stey unter a Bokserboym (Permanezco bajo el algarrobo), canciones de amor y de guerra de la polaca-israelí. Después de tanta miseria nuestro viaje emprende su recta final en una Stiller Abend (Noche de paz) para reencontrarnos de nuevo con Jacques Brel y su Ne me quitte pas. Eso le pedimos nosotros a usted, frau Ute Lemper, que no nos abandone nunca. Nosotros no lo haremos jamás.
La mejor presentación de un álbum de Ute Lemper es, obviamente, el directo de la artista. Last Tango in Berlin es el título del espectáculo-concierto que, antes de su gira norteamericana, ya ha recorrido media Europa, incluyendo Barcelona, donde algunos afortunados tuvimos el placer de disfrutar de la multidisciplinar artista el pasado 13 de enero en un abarrotado Palau de la Música. Tendremos que esperar hasta noviembre para volver a recibir a la protagonista de este artículo y a su fiel cuarteto en nuestro país. Las ciudades escogidas para la ocasión serán Sevilla, Madrid y Bilbao. Los que no podamos esperar hasta esa fecha y queramos que Ute nos vuelva a abrazar con su boa de plumas rojas mientras viste abrigo negro y largo hasta los pies y se coloca un bombín sobre su melena rubia (boa, abrigo y bombín son los tres únicos elementos que precisa la alemana para la caracterización de sus personajes) tendremos que viajar a Inglaterra durante el mes de mayo o a China en junio. Lo más destacable de esta puesta en escena es, una vez más, la voz de Ute, que no duda en usar su garganta como si de un instrumento más se tratara cuando no hay letra que describa lo que quiere expresar, sus destellos coreográficos que mezclan ballet con detalles al más puro estilo Fosse y esos momentos en los que la artista consigue seducirnos como si de Michelle Pfeiffer en The Fabulous Baker Boys (1989) se tratara, estirándose encima de la caja de un piano y deslizándose y desperezándose sobre él como si se moviera entre cojines de suaves plumas, sin olvidarse de enseñarnos sus espectaculares piernas a través de las aberturas de sus vestidos. Los corazones rotos de muchos pianistas se pueden recoger días después en los recintos por los que pasa esta máxima heredera de Édith Piaf, Marlene Dietrich y Lotte Lenya.
La carrera de Ute Lemper es extensa y variada. Esta cantante, bailarina y actriz alemana nació en Münster el 4 de julio de 1963. Su espíritu artístico trasciende en el mundo del teatro, el cine, la danza y la música, donde es reconocida tanto por sus recitales como por la calidad de sus grabaciones (lanzó algunos de sus álbumes más celebrados bajo la firma del prestigioso sello Decca). Estudió piano, canto y ballet en la Academia de Danza de Colonia y teatro clásico en Viena, en el Max Reindhardt Seminar y, más tarde, pasó dos años en el Staatstheater de Stuttgart, donde represento obras de Fassbinder y Chéjov. Ute cantó jazz en varios bares desde muy joven y formó parte de un grupo punk: The Panama Drive Band. Andrew Lloyd Webber la fichó para ser nada menos que Grizabella en la producción vienesa de Cats (1983). Después de interpretar el papel protagonista de Peter Pan en Berlín (1985) encarnó a la emblemática Sally Bowles en Cabaret, dirigida por Jerome Savary para su estreno en París. Volvió a Berlín para ser Lola en The Blue Angel y Maurice Bejart creó exclusivamente para ella el ballet La Mort Subite. Nuestra artista colaboró también con la emblemática y muy recordada Pina Bausch en Weill Revue. En 1998 alcanzó la fama internacional cuando Ann Reinking la seleccionó para encarnar a Velma Kelly en Chicago, rol por el que ganó el Laurence Olivier Award y que le permitió repetir personaje en Broadway un año después.
Además de las grabaciones de las bandas sonoras de los musicales y películas en los que ha participado, incluyendo su colaboración con Roger Waters en The Wall (The Concert) en 1990, Ute se ha mostrado especialmente prolífica en el lanzamiento de álbumes en solitario. Además de sus laureadísimas interpretaciones de Kurt Weill a finales de los años ochenta, que completó con sus Berlin Cabaret Songs, demostró su devoción por Marlene Dietrich y Édith Piaf en Illusions (1992). Durante unos años se decantó por una vertiente más pop cantando indiferentemente en inglés, alemán o francés para llegar al modernísimo estilo de Punishing Kiss (2000), que contiene temas compuestos especialmente para ella por artistas tan variopintos como Scott Walker, Nick Cave, Tom Waits, Elvis Costello, Philip Glass y Neil Hannon. Más adelante vendrían But One Day (2003) y Between Yesterday and Tomorrow (2009), trabajo donde interpretó sus propias composiciones.
Ute ha expuesto en numerosas galerías de arte sus pinturas de estilo neo-expresionista y actualmente reside en Nueva York, en el Upper West Side de Manhattan, con sus cuatro hijos y su pareja, el actor estadounidense David Tabatsky. Además de publicar algunos artículos periodísticos, actúa permanentemente por todo el mundo.
Para los que queráis saber más y dominéis la lengua alemana, nuestra ya conocidísima artista publicó su biografía en Berlín en 1995. Para los que prefiráis su vertiente más anglosajona podemos empezar tarareando aquello de “Come on babe, why don’t we paint the town…”
And all that jazz!!!
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