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Interviews: Hablamos con Gerónimo Rauch y Carlos Solano sobre LOS PUENTES DE MADISON

Los dos actores comparten el papel de Robert Kincaid en la producción que se puede ver en el Teatro EDP Gran Vía de Madrid.

By: Feb. 14, 2023
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Una de las historias de amor más conocidas del cine ha llegado a la Gran Vía en formato de musical esta temporada. LOS PUENTES DE MADISON es la novela de Robert James Waller que saltó a las tablas gracias a Marsha Norman (libreto) y Jason Robert Brown (música y letras). En Madrid podemos disfrutarlo desde el pasado mes de noviembre protagonizado por Gerónimo Rauch y Nina, Robert y Francesca, que comparten el papel respectivamente con dos alternantes de lujo Carlos Solano y Julia Möller.

Hemos hablado con Rauch y Solano, los dos actores que alternan el rol de Robert, el fotógrafo de National Geographic que vive una aventura de amor prohibido cuando conoce a una ama de casa en el Medio Oeste de Estados Unidos.

BroadwayWorld Spain: ¿Cómo llegasteis cada uno de vosotros al proyecto?

Gerónimo Rauch - Yo estoy desde el principio, me enamoré de la partitura primero, del libro después, y supe que era un proyecto que tenía que hacer. Ponerlo en marcha fue largo, dos años de muchos 'noes', y dos 'síes': la productora con la que lo estamos haciendo, que es Mad Bridge, y Smedia, que nos dio este teatro maravilloso para poder hacer este sueño realidad.

Carlos Solano - Lo mío fue más sencillo, a mí me llamó Gero para que me presentara a los castings, habló bien de mí y me presenté. Me encanta el proyecto, lo había escuchado hacía dos años porque sé habían hecho algunas adaptaciones, me encanta la música, en cuanto pude comenzar a ensayar llegó a ser un punto más de enamoramiento y aquí estoy.

BWW: ¿Cuánto hay de Gero y de Carlos en Robert Kincaid y de qué manera lo habéis hecho propio cada uno de vosotros?

GR - Mucho, en realidad. ¿Quién no se ha visto sacudido por una persona que se te cruza en la vida y te modifica sin pedir permiso, sin buscarlo? Lo importante de LOS PUENTES es que no se buscan, fue el destino que a estos dos les hizo encontrarse. A mí me ha pasado, encontrarme con este amor que no sabes por qué está entrando en tu vida y no puedes hacer nada al respecto salvo dejarte llevar, y ojalá disfrutar del momento. En mi caso me salió muy bien, gracias a Dios. En el proceso de ensayos, de hecho, tuve que revivir esas sensaciones, y fue muy lindo.

Lo interesante en este libro es que ellos intentan evitar enamorarse. Durante una hora y media, hasta que realmente se forma el amor, los dos luchan con ésto que les está sucediendo.

CS - En mi caso tengo mucho y poco, es ambiguo. No tengo tanta experiencia amorosa como Gero, pero no sé si me he querido yo meter en camisa de once varas por el amor. Si que he revivido sensaciones cuando tengo que mirar y jugar a enamorarme con una compañera. Pero hay otra cosa que no tengo en común, porque Robert es muy estático, y a mí me costó al principio, a nivel corporal, estarme quieto. En ese sentido, es un personaje que no va conmigo. Él es mucho más tranquilo, más sosegado... más adulto, y eso de todo es de lo que más me he tenido que currar para contar la historia, y ser fiel al guión.

BWW: ¿Para la gente que venga buscando la película y la novela, qué tiene este musical que no se haya visto ya en la peli y en el libro?

GR - Por lo pronto, tenemos mucha más información sobre la familia de Francesca. Cuando ves la película estás deseando que se vaya con Robert al momento, porque conocemos muy poco del marido, nada de los hijos, nada de su vida antes de la llegada de Robert. Lo bueno que este musical le hace plantearse al espectador es qué haría en esa situación. En la película es unánime y aquí no, viendo los hijos que son menores de edad, que todavía necesitan a su madre, un marido que no es tan bruto como el de la película, que es un tipo que quizás no tiene mucha inteligencia emocional, pero no es una mala persona ni nada, es un tío afable, que aquí Manu Rodríguez lo hace de maravilla.

BWW: ¿Qué distingue la partitura de Jason Robert Brown de otras que hayáis interpretado previamente?

CS - En España estamos muy acostumbrados a grandes musicales comerciales y a grandes partituras como las de Sondheim, pero el de Robert Brown es un estilo que nunca se había traído a la Gran Vía, y el Country es un estilo que no se da mucho en general en España. Además a nivel melódico es impecable, incluso para nosotros como intérpretes poder cantar sus partituras es muy llevadero. Es maravilloso.

GR - Lo que tiene es que compone según el personaje y no según el musical. Generalmente se hace en una sola línea coherente para el musical, pero en este caso, la música de Francesca es mucho más europea, por ejemplo, llegando incluso a lo lírico; luego está la parte más country de la familia y del pueblo; y Robert, como es más internacional, tiene desde bossa nova, a country, pasando por jazz en algún momento.

En el caso de Robert, tiene figuras rítmicas muy raras, es difícil de aprender, pero es que está escrito desde la espontaneidad del personaje. Tiene mucha profundidad, y es verdad que Robert es muy claro y muy romántico cuando habla de su pasión que es la fotografía, pero no sabe expresar sus emociones y necesita repetir mucho las preguntas.

BWW: Y no podemos olvidarnos de que Francesca aquí lo interpretan Nina y Julia, diosas del Teatro Musical de España. ¿Cómo es compartir escenario con ellas?

CS - Tanto con una como con la otra, te da igual, no puedes dejar de estar atento a ellas. Tienes que estar mirándolas y estar pendiente de todo lo que te dan continuamente. Estoy muy contento de compartir tablas con ellas.

GR - Es una Masterclass. Lo importante es que Carlos y yo somos completamente diferentes igual que Nina y Julia son completamente diferentes. Entonces las posibles combinaciones son maravillosas. Por más que contemos una historia, nosotros llevamos la verdad al escenario.

Para mí es un lujo tremendo tener a las dos delante. Se hace muy fácil enamorarte de ellas, porque hay admiración, que es una de las cosas más importantes para mí en la amistad y en el amor. Hay un recorrido ganado ahí, porque tenemos a dos grandes artistas.

BWW: Lleváis ya muchos años en el género y viendo cómo está cambiando la industria en el país. ¿Cómo estáis viviendo el formar parte de este capítulo en concreto y con un musical tan distinto como LOS PUENTES DE MADISON?

GR - A mi me apasiona ver el resultado de décadas de riesgo. No solo pienso en nosotros, artistas, sino en todos aquellos que apostaron por un género que no existía, cuando no había escuelas como hay ahora. Me quito el sombrero por los productores. Aquellos que arriesgaron todo por la pasión, echando muchas horas, y soñando en producir musicales.

Ahora tenemos 14. cuando yo llegue a España habia 3 en cartel y WE WILL ROCK YOU estaba cerrando, o sea, quedamos 2. Y ahora tenemos 14. Tiene mucho mérito toda la gente que ha creído en la formación, en las producciones y me emociona muchísimo.

BWW: ¿Y tú, Carlos, que estuviste en la primera producción de LOS MISERABLES?

CS - En el 92... Yo venía de la Zarzuela, y ya había un pequeño eco de fondo, de esos musicales, colmo EVITA, JESUCRISTO, tanto el de Pablo Abraira, como el de Camilo Sesto, GODSPELL, cosas puntuales que se hacían de vez en cuando, o ese DILUVIO QUE VIENE del gran Valverde, pero de repente llegan LOS MISERABLES, y la gente de mi generación alucinamos con esa bestialidad que se hacía en el Apolo.

A partir de ahí enlazando, con lo que decía Gero, eso dió la idea a muchos productores como Ramírez, que es el que empezó a apostar fuerte por este género. De hecho, el sueño de Ramírez era que la Gran Vía estuviera como está hoy así, exacto. Los productores están apostando ahora muy fuerte por sacar estos productos adelante, y no nos podemos quejar.

Seguimos estando es pañales, sin embargo. No nos podemos comparar con la gente de Nueva York y la gente de Londres, que nos sacan muchos años de diferencia en cuanto a creación y producción, pero estamos en esa carrera, aprendiendo y creo que nos estamos consolidando. LOS PUENTES DE MADISON es un un punto de enlace, retomando lo de antes, entre productos comerciales y Sondheim, el paso perfecto para ir de un sitio a otro. La gente no se lo debería perder.




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