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Hª del cine musical: 'El cantor de jazz'

By: Aug. 01, 2011
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BroadwayWorld Spain estrena nueva sección: historia del cine musical. Se trata de un apartado donde se abordarán diferentes películas y su correspondiente contexto histórico-social y cinematográfico. Una sección que nos permita entender de mejor manera cómo y por qué surge el cine musical, cómo ha evolucionado y cuál es el lugar que ocupa dentro de la industria. Cada quince días publicaremos un artículo, hoy hablamos sobre El cantor de jazz:

Con la llegada del sonoro al cine en 1927 el cine musical adquirió una gran dimensión. Algo tan común en la actualidad como son las películas con sonido tuvo controversias en sus primeros pasos. Ya en 1894 se produjo una 'sesión' cinematográfica sonora por parte de Dixon, ayudante de Edison, el dueño de la compañía Biograph que controlaba la industria cinematográfica. Un fonógrafo acompañaba a la película, método que se imitaría en los cines en diversas proyecciones. Pero, fue el año 1927 cuando se consideró oficialmente la llegada del sonoro al cine con la película estadounidense El cantor de jazz de Alan Crossland.

Desde los inicios del cine Edison y su equipo tenían como principal objetivo la creación de un aparato que captara la realidad de la manera más verosímil posible, lo que incluía también el sonido. El sistema Triergon, que insertaba a la imagen una banda de sonido, fue comprado por la Fox. Pero, no fue esta la que se caracterizó por el desarrollo del sonoro sino la Warner Brothers que era una empresa de segundo plano que no tenía nada que perder. Las grandes empresas, sin embargo, no se atrevían a apoyar el sonoro por las altas posibilidades de fracaso. Estas majors, que también controlaban el negocio de la exhibición, tendrían que adaptar las salas. Además desde sus inicios el cine cargaba con la crítica de que era un arte que copiaba al teatro y parecía que el sonoro secundaba tal opinión. En el momento en que el cine mudo había conseguido solidez, coherencia y cohesión en su estructura narrativa corría el miedo de que el sonido supliera la importancia a la historia y se diera un paso hacia atrás en ese aspecto, como afirmaba Charles Chaplin.

Un punto a favor del sonoro fue la necesidad de renovar el star system, el sistema donde el negocio se centraba en la vida de los actores porque el público quería conocer más sobre sus ídolos. Pero, las estrellas ya habían pasado los límites, cobraban mucho y las películas no eran rentables. Por lo tanto, era necesaria la irrupción de caras nuevas. Alan Crossland con El cantor de jazz se percató de que los espectadores prestaban más atención al sonido que a la propia historia. Por esa razón el cine musical gozó de un gran auge en la época. Con este éxito garantizado era habitual la incorporación de los actores de Broadway a las pantallas de Hollywood.

Muestra de la 'incorporación' del teatro al cine es El cantor de jazz producida por la Warner Brothers. Se trata de una obra teatral de Samson Raphaelson llevada a la gran pantalla con la adaptación de Alfred A. Cohn. Esta película cuenta la historia de Jakie, interpretado por Al Jolson, que es un chico que sueña con ser un famoso cantante de jazz. Su padre, un rabino, por el contrario quiere que su hijo continúe con la tradición familiar  y sea cantor en la sinagoga. La película presenta una temática común basada en un enfrentamiento familiar típico acompañado por las canciones de Jakie. Este es expulsado de su hogar, tiene que hacer su vida solo y poco a poco se convierte en un cantante profano con gran éxito en el music-hall. Cuando su padre cae enfermo Jakie acude a pedirle perdón, es entonces cuando el jazz y el foclore coinciden.

Broadway se encuentra dentro de la historia. Es presentado como el lugar idóneo para desarrollar una carrera artística profesional. Los años 20 estadounidenses son conocidos por la ley seca, el rechazo del Tratado de Versalles, los ciudadanos negros hostigados por el Ku Klux Klan y también por el jazz y el charlestón entre tantas cosas. La comunidad negra era la que dio a nacer el jazz. Esto queda reflejado en el final de El cantor de jazz cuando el protagonista cumple su sueño de actuar en Broadway. Es en su número "My Mammy" en el que aparece con la cara maquillada de negro sobre el escenario. La cara pintada, la rodilla sobre el suelo y los brazos abiertos se ha convertido en la imagen por excelencia de este filme.

Aunque considerada la primera película sonora El cantor de jazz no lo es en su totalidad. Los diálogos aparecen escritos en pantalla, como en el cine mudo, y solo fueron grabados con el fonógrafo las canciones, una conversación del protagonista con su madre y una exclamación pronunciada por Jakie desde el escenario: "¡Todavía no han oído nada!". A los espectadores de los años 20 les quedaba mucho por oír, el cine sonoro se asentaría y evolucionaría hasta como lo conocemos hoy.

 

 



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