"Ja hi torno a ser. No ho nego, jo ja hi torno a ser. Jo ja hi torno a ser, no ho puc pas negar. M'havia jurat no tornar a estimar. Però sempre l'amor tot ho ha d'enredar. Ja ho veus... Ja ho veus... JA HO VEUS...".
Ya lo vemos. Por fin, ya lo vemos. Y lo oímos. Por fin, lo oímos. Y qué bien suena este nuevo montaje de T'estimo, ets perfecte, ja et canviaré, cuyo estreno el pasado lunes 18 de febrero entusiasmó a la platea (y anfiteatro) del Poliorama de Barcelona, que acogerá el feliz espectáculo durante una breve temporada hasta el próximo 28 de abril. No es la primera vez que el céntrico teatro acoge este musical. El 25 de diciembre de 1999 (¿puede ser que ya hayan pasado más de trece años?) el montaje dirigido por Esteve Ferrer inauguró la que sería una fructífera y exitosa trayectoria, manteniéndose en cartel hasta el 18 de junio del mismo año, para después de una longeva gira por Catalunya, realizar una segunda temporada en el Teatare Borràs y hasta una tercera en el Apolo. Qué gusto (y qué lujo) pasear nuestros ojos por la cartelera barcelonesa de aquel entonces... Empezábamos en el Tívoli con la breve visita del Chicago del tándem Ricard Reguant / Àngels Gonyalons, seguíamos por el Poliorama con T'estimo... y un poquito más abajo, Rent en el Teatre Principal... Tiempos que ¿volverán? De momento, lo que sí que vuelve es el mediano y pequeño formato, algo en lo que la ciudad condal siempre había mostrado sus excelencias. Al estreno de T'estimo, ets perfecte ja et canviaré, se suma La festa salvatge (The Wild Party) en el Teatre Gaudí (la de Andrew Lippa). Ambas compartirán cartelera con las últimas funciones de Game Over y la prórroga indefinida (felicidades) de Over the Moon (La vida amb les notes de Jonathan Larson), doble programación del Almeria Teatre. Hay que ver, qué giro ha tomado la temporada musical de la ciudad. Muy buena programación, sí señor.
La compañía al completo y, en el centro, la directora Elisensa Roca
I Love You, You're Perfect, Now Change se estrenó en el Westside Theatre del off-Broadway el 1 de agosto de 1996, terminando su espectacular andadura el 27 de julio de 2008, después de más de cinco mil representaciones, convirtiéndose en el segundo musical más longevo en el circuito off de Nueva York, con permiso, claro está, de la imbatible The Fantastiks y sus cuarentaidós años de permanencia. Después del éxito conseguido en Barcelona, Esteve Ferrer llevó la versión castellana a Madrid con un reparto que incluía a Carmen Conesa, Silvia Marsó, Víctor Ullate, Miguel del Arco, Israel Elejalde y Karmele Aramburu. Se representó en el Teatro Marquina durante la temporada 2000-2001. La compañía Tela- Katola ha recuperado el musical en más de una ocasión, la última en la Sala 2 del Nuevo Teatro Alcalá, en mayo de 2012. Volvamos al Poliorama. En 1999, con dirección musical del añorado Manuel Gas, los miembros del reparto fueron Frank Capdet, Mercè Martínez, Xavier Mestres, Mone, Jordi Muixí, Teresa Vallicrosa y Xavi Mira. El éxito del montaje propició que en diciembre de 2002, se estrenara Amants, siguiente trabajo de los mismos autores, en el entonces llamado Teatre Villarroel. Paco Mir (Tricicle) dirigió el montaje de lo que más adelante se conocería, de nuevo en el off-Broadway, como The Thing About Men. Estreno mundial, pues, con unos intérpretes de excepción: Jordi Boixaderas, Muntsa Rius, de nuevo Mercè Martínez, Ignasi Vidal y Xavier Lite. En esta ocasión el texto y letras de Joe DiPietro y la música de Jimmy Roberts exploraron la relación de una pareja, así como sus respectivas infidelidades y los métodos que buscan para terminar con ellas.
Parece que Barcelona conecta con el estilo de DiPietro y Roberts y desde hace poco más de una semana ya podemos volver a disfrutar de T'estimo, ets perfecte, ja et canviaré. La ciudad entera, expectante, se ha preparado para el estreno, cubriendo las farolas con los banderines ilustrados maravillosamente por Paula Bonet, así como los espacios publicitarios de los autobuses que recorren sus calles. En esta ocasión, ha sido Elisenda Roca quien ha cogido el timón del proyecto. Muy sabiamente ha entendido que el material sigue funcionando y salvo alguna referencia a los tiempos que corren y algún pequeño detalle, ha mantenido la traducción del texto y las canciones que realizaron para el anterior montaje Anna Ullibarri y Roser Batalla. Lo que sí que ha cambiado ha sido la escenografía, de la que también se ha encargado Roca, mano a mano con Paula Bonet, cuyas ilustraciones (preciosas y, sobretodo, muy adecuadas) se encargan de vestir el escenario, proyectadas sobre una pantalla. Mucho entusiasmo que ya se ha visto recompensado, llenándose el teatro durante las funciones previas, llegando a colgar el cartel de "agotadas las localidades". Un buen inicio, que estamos seguros no es sino un presagio de lo que vendrá durante los dos próximos meses.
La comedia se presenta bajo de forma de una serie de viñetas, sin conexión aparente entre ellas, pero cuyo tema central, eso sí, sería el amor y el desamor provocados por las relaciones de pareja. Todo aquello que se piensa y no se suele expresar en voz alta sobre las citas, el principio del enamoramiento, los amantes, los esposos, las mujeres, los matrimonios, la familia política... Diferentes historias que, de manera muy sutil y original, se estructuran más o menos cronológicamente, reflejando todos los estados y periodos por los que los mortales solemos pasar a lo largo de nuestras vidas: primeras citas, bodas, invitaciones a las bodas de los demás, paternidad, separación, divorcio, pérdida de un ser querido, compañía en la época de máxima madurez... La mayoría de scketches vienen representados a través de una canción, pero también hay escenas monologadas y cantatas que introducen o enlazan diferentes momentos o situaciones del espectáculo.
Seis intérpretes. Dos instrumentos y cuatro actores son los que defienden el musical sobre las tablas del Poliorama. Y lo hacen a las mil maravillas, respaldados por un equipo al que se le notan las ganas e ilusión que han depositado en el proyecto. Andreu Gallén (dirección musical y piano) y Víctor Pérez marcan con energía y precisión el tempo de todo lo que sucede en el escenario, compenetrados al máximo con los cuatro artistas que interpretan todos los personajes del libreto, iluminados y coreografiados de manera aparentemente sencilla pero total y perfectamente integrada en la acción por Quico Gutiérrez y Joan Maria Segura, respectivamente. El trabajo del segundo destaca especialmente el Tango del matrimoni y L'autopista de l'amor(hay que ver lo que se puede hacer con cuatro sillas de oficina ocupadas por estos cuatro fantásticos. Antes de centrarnos en ellos, mención para el vestuario de Mariel Soria y Leo Lügstenmann, ya que en este tipo de trabajos funcionales no se suelen destacar estas categorías. Además de ofrecer una ingeniosa solución a la protagonista de Sempre soltera (Muntsa Rius) para pasar de eterna invitada a novia, nos parece muy loable la tarea realizada para la ocasión, ya que los actores tienen muy poco tiempo para cambiarse de ropa entre un fragmento y otro. Los cambios de vestuario sirven, pues, de gran ayuda para caracterizar a todos y cada uno de los múltiples personajes en los que se desdoblan todos ellos.
¿Y quiénes son ellos? Muntsa Rius, Mercè Martínez, Frank Capdet y Jordi Vidal. Lean estos nombres en el orden que más les apetezca, porque aquí no hay más protagonistas que otros. Lo que vemos sobre el escenario son cuatro magníficos ejemplos de talento, complicidad y compenetración, que disfrutan y hacen disfrutar a los espectadores en igual medida y que transmiten su entusiasmo haciéndonos partícipes desde el primer minuto hasta el último, infundiéndonos una energía muy positiva a todos los que ocupamos (y ocuparemos) las butacas del teatro. Cuatro intérpretes que funcionan igual de bien individualmente, en parejas, tríos o cuartetos y que se entregan totalmente y con éxito rotundo a su labor sobre el escenario, y eso supone, indiscutiblemente, el mayor motivo para el estupendo resultado del espectáculo. Cuatro ejemplos, una vez más, de integración de las disciplinas necesarias para el buen desarrollo de un musical: aunque es cierto que en este caso el baile no es protagonista, aquí no se canta o se actúa, aquí se interpreta. Es decir, el canto se utiliza para hacer evolucionar y mostrar, brevemente, el desarrollo de los personajes, alejándose totalmente del formato de recital o concierto dramatizado.
Para variar, empezaremos por los chicos. Jordi Vidal, estupendo actor y cantante que la temporada pasada iluminó el barrio de Gracia de Barcelona con su interpretación en Mon Brel, mediante la cual nos permitió conocer el lado más íntimo del cantante francés, así como su predilección por Man of la Mancha y su tema principal The Impossible Dream. En esta ocasión, Vidal se transforma en cuestión de segundos de enclenque feúcho consciente de serlo en Si jo estigués bo... a esposo tranquilo y servicial que se transforma en todo un peligro al volante en L'autopista de l'amor, pasando por un conmovedor padre que se plantea por qué se ha modificado su manera de hablar a partir del nacimiento de su hijo en la muy aplaudida Cançó del nen. Tres ejemplos, que se podrían extender a todas sus intervenciones. Muy buena(s) interpretación(es) la de Jordi Vidal.
Pasamos a Frank Capdet, segunda vez que el actor interpreta T'estimo, ets perfecte, ja et canviaré. Hace tiempo que le seguimos la pista a este excelente actor, que no distingue entre teatro de texto y musical y del que destacamos Dissabte, diumenge i dilluns y El temps de Plank (ambas dirigidas por Sergi Belbel), las tres temporadas de No són maneres de matar una dona (Artenbrut, Villarroel y Club Capitol), donde derrochó voz y carisma, Fama, Ay, Carmela y The Black Rider, esa fábula musical que pudimos disfrutar hace dos temporadas en el Almeria Teatre de Barcelona. En el caso que nos ocupa, tan ecléctico como sus personajes lo demandan, destacamos su comicidad en Plorar sense parar, Tango del matrimoni i Ja m'he fet a tot. Bien por Frank.
Y vamos con las chicas, que tenemos dos nombres importantes que pronunciar. Mercè Martínez, la más veterana en lo que a la interpretación de DiPietro y Roberts se refiere. T'estimo..., Amants y de nuevo T'estimo... Nos gusta mucho Mercè Martínez. Y hace mucho tiempo ya. Su nombre entre los miembros del reparto de un musical (o no) garantiza un muy buen trabajo sobre el escenario. Potente y muy educada voz de La vampira del Raval (interpretación que le valió el Premio Butaca en la última edición), divertidísima en la citada No són maneres de matar una dona, dramática (y textual) en Le mani forti, Mrs. Potts en La Bella y la Bestia... Hay tantos ejemplos como interpretaciones. En el caso que nos ocupa, Mercè conoce el material que se trae entre manos, y eso se nota. Tronchante en el diálogo que mantiene con Frank Capdet después de la Cantata per a una primera cita i Miracle (m'ha trucat). Quizá su mejor momento sea el de Ja m'he fet a tot, capaz con un tic de despertar la carcajada más unánime en toda la platea. Una vez más, encantados de verla en un musical.
Muntsa Rius... "Ja hi tornes a ser..." o deberíamos decir "ja hi tornem a ser...". Una vez más nos arrastras contigo. Bienvenida de nuevo al Poliorama, teatro donde esta estupenda intérprete (ejemplar actriz y cantante) disfrutó de un éxito sin precedentes con Sweeney Todd y donde le dio la réplica a la mismísima Núria Espert en Master Class (ambas dirigidas por Mario Gas en 1995 y 1998, respectivamente). Aún estamos conmovidos, recuperando la respiración después de su espectacular Sally Durant Plummer, interpretación que la valió una nominación como Mejor Actriz Protagonista en la última edición de los Premios BroadwayWorld Spain, en ese maravilloso Follies que puedimos ver la temporada pasada en el Teatro Español de Madrid y en el Festival de Peralada (Girona). Por fin una comedia, género al que vuelve por todo lo alto después de Mamma Mia!, y la verdad es que está pletórica. Tronchante en Si jo estigués bo..., seductora y sensual (sin perder la comicidad) en Tango del matrimoni, excelente en todas sus intervenciones (individuales y no)... Por una vez, y rindiéndonos ante esa preciosa y potentísima voz (lírica y no) nos ha ganado con el texto. La actriz se supera a sí misma, se transforma y se crece ante nuestros ojos en su monólogo. Ahí hay algo más que interpretación. Estamos seguros que Muntsa pone mucho de sí misma en esa escena y ese riesgo y generosidad dan resultado, ya que es ahí cuando esa mujer abandonada por una iaia coixa nos deja boquiabiertos y consigue, no sólo meternos en su bolsillo, sino el mejor momento (y eso que hay unos cuantos) del espectáculo.
Finalmente, destacamos una vez más la ilusión de la que nos contagiamos con este T'estimo, ets perfecte, ja et canviaré. Ilusión y ganas, los dos principales motivos (y motores) que han desarrollado este proyecto. Recomendamos fervorosamente este espectáculo, que se puede ver una y otra vez sin perder la frescura de la primera. Los que estéis en Barcelona, no os lo perdáis. Los que no estéis en la ciudad, no os lo perdías. Si sois, como un servidor y compañía, de esos locos que se desplazan y organizan sus vacaciones y viajes en función de los espectáculos que ofrecen las poblaciones a visitar (colindantes o lejanas)... no os lo perdáis. Y a la espera de esa grabación del elenco actual que ya se ha anunciado, sólo podemos decir que auguramos un éxito rotundo. Realmente, deseamos que, como el reloj que cuelga de la fachada del Poliorama, este montaje marque el tiempo y el ritmo del género musical en Barcelona. Y a los artistas, pues deciros que os queremos, sois perfectos y no cambiéis nunca. Repetimos: NO OS LO PERDÁIS.
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