La propuesta incluye un programa de compra masiva de entradas y un programa piloto de streaming de grabaciones teatrales de alta calidad.
Una nueva propuesta del candidato a la alcaldía de Nueva York, Andrew Yang, publicada hoy, presenta un plan de acción para lograr un "renacimiento de las artes" en la ciudad.
Como parte de su plan, Yang propone un esfuerzo conjunto de los sectores público y privado para comprar "cientos de miles" de entradas a precio reducido para los espectáculos de Broadway y Off Broadway con el fin de "devolver a la gente a las butacas del teatro" y estimular la economía de la ciudad.
Según la propuesta de Yang, los fondos para el programa procederían del Fondo del Alcalde de Nueva York, así como de compromisos de entidades privadas.
Las entidades corporativas participantes tendrían derecho a quedarse con una parte de las entradas para sí mismas "mientras que donarían la mayor parte del resto de las entradas a organizaciones sin ánimo de lucro de la ciudad, empezando por las que apoyan a los trabajadores esenciales y a los equipos de respuesta a emergencias".
Su campaña "Siempre Nueva York" registraría a las empresas neoyorquinas para generar recompensas en forma de entradas de teatro a los turistas y clientes que gasten cantidades específicas en los negocios locales de la ciudad.
Yang también abordó un aspecto de la era moderna que ha eludido a Broadway durante algún tiempo: el streaming. El plan propone la creación de un programa piloto para transmitir grabaciones de alta calidad de producciones teatrales.
Otro aspecto del plan incluye el concepto de introducir "licencias de asiento personales" en los recintos artísticos. El plan es un reflejo de los planes de abono utilizados por muchos recintos deportivos, que dan derecho a un asiento determinado para la temporada.
El plan de Yang también incluye el compromiso de participar en Save Our Stages, Take 2, cuyo objetivo es conseguir fondos para los trabajadores del teatro desplazados, la ampliación del programa de calles abiertas que permite a los locales vender refrescos al aire libre para evitar problemas de aglomeración durante los intermedios, así como una agresiva campaña de marketing turístico y un plan de reducción de impuestos de tres meses para los hoteles de Nueva York.
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