Camerinos: la intimidad entre bambalinas en 51 retratos

La fotografía de teatro es una disciplina artística en sí misma. Y como tal, ha contado con genios como Richard Finkelstein o Annaliese Moyer. En nuestro país Ros Ribas o David Ruano han retratado un arte que se caracteriza por el aquí y el ahora. Un arte que no está creado para perdurar estático en el tiempo como una pintura o una película, sino para generar un momento mágico que nunca vuelve a ser igual. El madrileño Sergio Parra es uno de esos guardianes de lo efímero que ha recopilado su trabajo entre bambalinas en la exposición 'Camerinos: de persona a personaje' que desde hoy puede visitarse en el Teatro Español y sus alrededores.

En la plaza que preside el teatro, la de Santa Ana, se han expuesto 29 de las 51 imágenes en blanco y negro que forman parte de la exposición. Lo que contienen las instantáneas es una interesante forma de acercar al público esos momentos íntimos previos a la salida al escenario, cuando la persona se transforma en el personaje. “Yo siempre les he pedido que me dejasen estar con ellos hasta el final… cosa que no siempre me han dejado, porque no dejo de ser un bicho, un elemento extraño en su intimidad, sobre todo si no me conocen”. Sergio Parra no lo ha tenido fácil ya que navegar por la intimidad de los camerinos provoca que los actores no se comporten con normalidad. Sin embargo hay otros momentos en los que sí se consigue esa inconsciencia del actor, como los que suceden en los camerinos de transformación, esos en los que los intérpretes realizan los cambios rápidos de vestuario. Allí Sergio ha podido retratar con naturalidad a Julieta Serrano, como refleja su retrato. De esa naturalidad y belleza también son partícipes Silvia Abascal, Blanca Portillo, Luz Casal, Nuria Espert, Belén Rueda, Ralph Fiennes, Viggo Mortensen o Amparo Rivelles. Música, cine y teatro retratado en uno de sus momentos más impenetrables y álgidos. Sin duda, “un acto de amor a las artes escénicas”, como afirma el carismático director del español, Mario Gas, “le sientan bien a la plaza las fotos, y a las fotos le sienta bien la plaza” afirma a escasas semanas del estreno de su 'Follies', en ese mismo teatro, uno de los mayores eventos musicales de este recién estrenado 2012.

Mientras que en el exterior se recogen delicadas estampas como la de Maribel Verdú minutos antes de salir a escena en 'Un Dios Salvaje', o de Tamara Rojo pintándose de dorado el cuerpo entero para 'El paso a dos de Cisne Negro', la fachada del antiguo Teatro del Príncipe se engalana con otros ilustres retratos: damas como Blanca Portillo, Nuria Espert y Vicky Peña, el caballero Carlos Hipólito (estos dos últimos protagonistas de ‘Follies’), a Estrella y Enrique Morente -en una preciosa imagen en la que el padre aconseja a su hija en el cante, además de la gran Berta Riaza, retirada ya de los escenarios, a la que se llamó para una sesión especial puesto que su rostro no podía faltar en la restrospectiva. Ya en el interior, en una de las salas del teatro, se muestra el resto. Es aquí donde se puede ver la polémica -según algunos- imagen de Asier Etxeandía como Jesucristo y Verónica Echegui a pecho descubierto -ambos para 'Infierno de Tomaz' Pandur- y los retratos de dos grandes que ya se han marchado: Manuel Gas caracterizado para 'Sweeney Todd' y Paco Maestre para 'Flor de Otoño'. Además, una pantalla muestra el resto de las imágenes que no han formado parte de la exhibición. Como todas las fotografías no podían ser expuestas, sus organizadores, el Teatro  Español y el Festival de Mérida, han editado un libro que recoge cerca de cuatrocientos retratos, algunos de ellos en forma de serie que muestran el proceso de transformación de Vicky Peña para 'Sweeney Todd' o Lindsay Kemp para 'Elizabeth I', entre otros.

Sergio Parra ha tomado unas 60.000 fotografías durante los últimos 12 años para este proyecto que comenzó cuando gracias a la intervención del actor y dramaturgo Juan Carlos Rubio, la actriz Amparo Rivelles accedió a ser fotografiada y citó a Parra en los camerinos del teatro Alcázar. Fue entonces cuando descubrió el universo que se esconde en la privacidad de este espacio, escenario previo de cada función. Un lugar para la concentración, el nerviosismo y la ilusión que sin lugar a dudas, muestra al actor y a la persona más vulnerables que nunca. La exhbición podrá verse y disfrutarse en Madrid hasta el 26 de febrero.

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