Rafa Romero De Ávila es locutor del programa 'La Corbata' de Radio Círculo (la emisora del Círculo de Bellas Artes de Madrid) y del podcast 'MásMusical'. En 2006 puso en marcha Scena Simulacro, un concurso de nuevas tendencias teatrales para que nuevas compañías den a conocer su trabajo. Recientemente pudo disfrutar en Nueva York de 'Zarkana', el nuevo espectáculo de Cirque du Soleil, que se estrenará en el Telefónica Arena de Madrid el próximo 12 de Noviembre. Aquí teneís su crítica.
Caen las cortinas ... Telón arriba
Ahora que Zarkana, el último show de Cirque du Soleil, ha echado el cierre en el neoyorquino Radio City Music Hall, hablemos un poco de él. La justificación es haberlo visto en semejante escenario, pero más el saber que en menos de un mes este mismo espectáculo, con los mismos números y protagonistas, llenarán el Arena de Madrid.
Por partes. No he podido ver más allá de imágenes por internet de los espectáculos fijos que los canadienses tienen por todo el mundo (Las Vegas sobre todo con 8 diferentes). Sí he visto todos los que han pasado por España, que me han parecido trabajo de circo con una dramaturgia teatral de gran espectáculo, pero circo al fin y al cabo. Pero en Zarkana la torna ha cambiado. El teatro domina al circo, el teatro engloba al circo, el teatro sujeta al circo. Y para más inri no es teatro al uso, sino lo que se ha pretendido hacer es teatro musical, y es que este Zarkana es más musical, tiene forma de ópera-rock. Y por supuesto, todo esto sin olvidarse del circo marca de la casa. Muy subjetivamente, puedo decir que tiene unos cuantos números de circo que son de lo mejorcito que se ha podido ver en la empresa. Verdadero riesgo y emoción.
Pero el tema es la forma que tiene el espectáculo. Como ya se ha contado, se ha elegido, o al menos se ha tendido, a que sea teatro musical. Salvando mucho las distancias, lo es, aunque quizá esté más cerca del vaudeville clásico. Por donde discurre es una recreación en música y concepto de espectáculos ochenteros. Salvando de nuevo las distancias (pero mucho, mucho, mucho) el referente podría ser El Fantasma de la Ópera. Ambiente pseudo-gótico con una música que bien pudiera haber creado Lloyd Webber, aunque sea un amigo suyo, Elton John, quien escribiera el tema central "Whenever". Pues bien, esto es lo peor del show, su música. Llega a agotar. El primer acto está descompensado y la primera media hora deseas que se callen. Y no es culpa de la banda, impecable. Ni siquiera de los cantantes, los excepcionales, aunque gritones (por exigencia de la producción, del concepto) Garou y Cassiopée. Es que la música es antigua, aburrida, con arreglos exagerados y muy pasados (¿había dicho antes que le inspiraba El Fantasma de la Ópera?) Y está claro que la música no es lo mejor de los espectáculos de Cirque du Soleil (uff cuantos enemigos me estoy haciendo... todo es muy subjetivo), aunque sí que suelen ser resultonas y grandilocuentes. Pero esta está un peldaño por debajo. Salvando este (gran) escollo, todo es brillante, incluso muy brillante.
Y llegamos a lo que sí que es bueno. Zarkana nos muestra al mago Zark, que ha perdido sus poderes e incluso al amor de su vida, y tiene que ir a buscarlo a un extraño teatro abandonado. Para describir este mundo el trabajo visual es simplemente soberbio. Sugerente, sensual, atractivo, fascinante, surreal... El universo de este Zarkana nos habla de magia, de mundos paralelos y de experiencias que tienen que ver con los sentidos, con todos a la vez más que con únicamente un par de ellos. Y es que este penúltimo espectáculo (seguro que debe de haber alguno nuevo por el globo desde que se estrenara hace apenas 4 meses) es un viaje hacia los miedos y las tentaciones. Quizá la serpiente que tentó a Eva sea más real de lo que se pudiera pensar. Este es un mundo gótico, recargado, como si de una pesadilla de Halloween saliera. Pero nada de calabazas, ni de las anaranjadas esas ni de las otras, no nos dan de ninguna. Es un grado de calidad visual tan sugerente que lo mismo algo puede aprender Tim Burton en ciertos momentos.
Bueno y malo guarda este Zarkana. No es lo mejor que se podría esperar pero es un show que se disfruta, que engancha. Y si además se ha podido ver en el espectacular y mítico Radio City Music Hall (gracias a una invitación de alguien especial) pues los males son mucho menos. Vamos, que ya me he olvidado de la tediosa partitura y de los insoportables payasos (aunque este punto supongo que es una fijación personal) y para siempre recordare el mundo enfermo y mágico que me han mostrado. ¡Así que a disfrutarlo en Madrid el próximo mes! Será toda una ocasión especial, ya que este Zarkana solo va a tener vida en tres ciudades en el globo. Empezó en Nueva York, seguirá en Madrid y ultimará en Moscú. La magia está servida, el circo llega a la ciudad con la varita un mago.
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