Al igual que la ley de Murphy produce sus efectos cuando menos te lo esperas, a veces los astros se alinean para que en la única semana que pasas en Madrid, se produzcan varios eventos teatrales a los que acudir.
El primero de ellos fue la función especial de Hoy no me puedo levantar en el Coliseum (Gran Vía, 78) en la que premiaban a los medios que habían apoyado el espectáculo y otorgaban a Ana Torroja el título honorífico de espectadora 3 millones. No había tenido la oportunidad de ver la nueva versión del musical con las canciones de Mecano, y la verdad es que sentí nostalgia de la primera versión que disfruté en 2007. Me faltaron canciones, pero como musicalero disfruté cada vez que comenzó la música entre parlamento y parlamento.
Ana Torroja estaba sentada en la fila de delante. Resultaba curioso tener tan cerca a la artista que ha cantado por primera vez -casi- todas esas canciones durante más de treinta años, la voz que las dio a conocer. ¿Qué pasaría por su cabeza? Aburrirse no se aburría porque no paró de cantarlas por lo bajini desde su asiento mientras Adrián Lastra y compañía cantaban en el escenario.
Al día siguiente bloggers y periodistas digitales fueron invitados a la función de The Hole 2 en el teatro La Latina (Plaza de la Cebada,2). Ya que no tuve la suerte de ver The Hole -que anda de gira por España- no podía perderme esta secuela dirigida por Víctor Conde y cuidada día a día con precisión y talento por José Luís Sixto. The Hole 2 consiguió sacarme del sopor al que había estado sometido y despertó lo peor de mí, tanto que acabé sobre el escenario para ganar un jamoncito, rico, rico, rico. Pero lo mejor es el elenco que defiende el show cada noche y que ofrece al público uno de las apuestas más divertidas, frescas y liberadoras del teatro patrio. ¡Esto sí que es un digno producto para exportar! ¡Y no sólo me refiero al jamón que gané!
Pero la obra que realmente me fascinó fue una pequeña gran idea concebida por Luis Tausía, Mario Marcol y Pelayo Rocal. Tres artistazos que han creado Madrid enverbenado, un espectáculo que aúna casticismo, moderneo y reflexión existencial sin pretensiones y con mucho humor. Una comedia musical, que sigue la estela de La llamada, en la que se desmitifica la cultura hipster y el reiterativo sueño de triunfar en la gran ciudad. Un tema manido en el teatro musical que se disecciona en este juguete musical a través de cuplés de principios del siglo XX, cuyas letras encajan a la perfección hoy en día, pero tanto en Madrid, como en Barcelona, Londres, Berlín o Talamanca del Jarama.
La obra es ocurrente y rebosa ternura, a través del catalizador personaje de Rosa, la joven entusiasta que abandona el pueblo para hacer algo grande en la gran ciudad junto a su amigo de la infancia, Alex Sawa un artista contemporáneo en crisis. La música es cosa de Enrique Mejías, reputado musicólogo y Beñat Iparraguirre, ingeniero en ciernes y violonchelista que ofrece en solitario una excelente interpretación de El tango de la cocaína -sí señor, hace más de cien años se hablaba abiertamente de esta sustancia-. Sin duda la compañía Artes Verbénicas ha acertado de lleno con Madrid enverbenado en el Espacio Labruc (C/Palma, 18) que no dudo en felicitar como el espectáculo revelación de la temporada.
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