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Review: La cartelera de Madrid y la falacia del 'musical diferente'

By: Jan. 07, 2018
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Acabo de volver a Valencia tras un intenso viaje a Madrid en el cual he visto tres musicales. Dos de ellos que se promocionan como atípicos, es decir, en algún momento de su promoción, alguien ha dicho que ese musical, a diferencia de los demás, no es todo felicidad y alegría. Su musical habla de temas serios y se aleja de ese momento que tienen todos los musicales en que se ponen a cantar y todos los problemas se olvidan. A mí no me vale esa excusa. Llevo oyendo esa cantinela de que este musical es serio, al menos, desde que en 2005 se hiciese CABARET con Natalia Millán y Asier Etxeandía,. ¿No va siendo hora, casi trece años después, de que el teatro musical deje de tomar ese estereotipo como cierto, solo para alejarse de él?

GYPSY se estrenó en 1959. No hace falta más que escuchar un Cast Recording medio decente para darse cuenta de que encaja perfectamente en esa descripción de musical que no olvida sus problemas cuando empiezan a cantar. Han pasado casi 60 años y, desde entonces (y seguramente antes), ha habido montones de obras que pueden congeniar con esa definición; CABARET, CHICAGO, LOS MISERABLES, FOLLIES, INTO THE WOODS... Sin embargo aquí seguimos, atascados en esa obsesión por separarse del típico musical... ¿Y cómo se ve tal cosa reflejada en la actual cartelera madrileña?

El primer musical que vi en mi viaje fue uno de esos que se autodefine como atípico: CASI NORMALES en el Teatro La Latina. Fui informado de qué iba, había leído muchos artículos e iba preparado mentalmente para lo que me iba a encontrar... o eso creía. Lo que me encontré fue una de las experiencias teatrales más auténticas que he tenido en un teatro jamás, y eso no puede leerse en ningún artículo. Por cliché que pueda sonar, me veo obligado a decir que el reparto estuvo soberbio. Diría que rebosaban talento, pero no me gusta hablar de talento. Lo que hay detrás de sus interpretaciones es trabajo, dedicación, horas de ensayo, años de preparación y mucha pasión y entrega a sus personajes y a lo que están haciendo. Sin desprestigiar a nadie, quisiera hablar un poco más del emotivo trabajo de la enorme Silvia Luchetti, a quien vi interpretando a Diana. No he tenido el gusto de ver a Nina, con que ni puedo comparar ni creo que sea oportuno, pero sí que puedo decir que cuando Luchetti está en escena, no puedes apartar los ojos de ella. Su interpretación de Diana es tan sofisticada, tiene tantos matices y es tan íntima que parece que esté hablando con el espectador y no haya nadie más en la sala. No son pocas las veces que he ido al teatro en mi vida y puedo decir con orgullo que jamás había llorado tanto con una obra de teatro, sea musical o no, como hice con CASI NORMALES, y eso es en parte gracias a ella y al resto del espléndido reparto. Mi consejo es que os hagáis con entradas mientras podáis, solo van a estar hasta el 28 de enero y es toda una experiencia. Y un consejo; no hagáis como yo, intentad ir lo más desinformados posible. Creo que debe merecer la pena.

Mi segunda parada del viaje fue para ver BILLY ELLIOT en el Nuevo Teatro Alcalá, otro de los que se aleja del musical tradicional según ellos mismos. Ya había podido disfrutar de este musical en Londres, y poco tengo que añadir a lo que han dicho muchos otros antes que yo; no tiene nada que envidiarle a producciones internacionales. La escenografía era incluso más impresionante que la de allá, y todos los interpretes estuvieron excelentes. Me sorprendió para bien que el personaje de Tony tuviese un toque más tierno en nuestra versión, y cómo se ha trasladado el habla de los personajes del norte de Inglaterra a un nivel de castellano coloquial. No pude evitar notar aquello que queda perdido en la traducción, por desgracia, y para lo cual no encuentro remedio. Las implicaciones de un niño utilizando una u otra palabrota en inglés, no pueden trasladarse a nuestro idioma, porque las normas sociales y lingüísticas sencillamente no son las mismas. No quiero decir con esto que la traducción fuera mala, ni mucho menos, creo que es la mejor que puede ser, pero aun así sí noté que una pequeña parte de los personajes se perdía por culpa de esto. Remarcando de nuevo que todos estuvieron magníficos, quisiera destacar a Mamen García como la abuela, que interpreta magistralmente el que es personalmente mi número favorito; Grandma's Song.

Mi tercera y última parada fue el Teatro Calderón para ver LA FAMILIA ADDAMS. También había visto este musical antes, el pasado verano en la gira por Reino Unido, y aunque aquella versión me pareció de lo más entretenida y divertida, he de decir que como cómputo general, la producción madrileña es más completa. Comenzando por la espectacular decoración del teatro (más inmersiva no han podido hacer la experiencia) y pasando por el maravilloso elenco (cada vez que aparecían en un posado estilo foto de familia me recorría un escalofrío de ver a esos personajes tan icónicos ante mí en carne y hueso) hasta llegar a la cuidadísima atención al detalle (cosa verdaderamente parece una mano amputada viva, lo cual no ocurría en la gira de Reino Unido). Si bien la historia del musical es quizá la más sencilla de las tres y tiende más hacia la comedia ligera, no pretende ser nada más que eso, y se empeña en sacar el máximo provecho del libreto. Las referencias a la cultura pop actual son abundantes, pero no sobrecargadas, y están introducidas en el guion con tal destreza que cuesta distinguir qué bromas están en su versión en inglés y cuales han sido añadidas para la adaptación española.

En conclusión, mi viaje navideño me ha valido no solo para disfrutar de buen teatro, sino para reafirmarme en varias ideas que ya traía conmigo; que España es un paradigma de cómo hacer las cosas en teatro musical, que estamos en una época dorada en cuanto a variedad en la cartelera madrileña y, sobre todo, que el tren del musical atípico al que tantas producciones quieren subir no existe. Si de los cuatro estrenos que ha habido últimamente, la mitad pretende desmarcarse de lo que es un musical típico... ¿No será que tal cosa no existe? ¿No es posible que el musical típico no sea más que aquel en que la música es una pieza más del mecanismo para contar la historia, no importa lo profunda o superficial que sea? ¿No puede ser que el estereotipo que se tiene del teatro musical... sea solo eso?



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