BALLET CONCERTO: Pioneras del Ballet Clasico en Miami Se Retiran Despues de 55 Años

La temporada de regreso a la escuela está en pleno vigor y mientras jóvenes bailarines de todo el país se preparan para otra gran temporada de entrenamiento, Miami comenzó su año escolar sin una de las escuelas de ballet más antiguas y prestigiosas. Las fundadoras de Ballet Concerto, Martha del Pino y Sonia Díaz le anunciaron en agosto a su alumnado que no abrirán sus puertas en septiembre para una temporada número 56. Después de cincuenta y cinco años de brillar como una de las escuelas de ballet clásico de mayor calidad en Miami, las directoras están listas para descansar. Ambas octogenarias, del Pino y Díaz nunca han dejado de dirigir la escuela, con del Pino enseñando hasta el año pasado y Díaz manejando las operaciones diarias de la escuela. La decisión se llevó a cabo después de que ambas coincidieron en que era el momento adecuado para jubilarse.

El retiro es más que merecido para estas dos mujeres, después de todo, cincuenta y cinco años es mucho más fácil de decir que de lograrse y ambas merecen una gran ovación por lo mucho que aportaron al arte en Miami, por el ballet, y por los miles de estudiantes que pasaron por las puertas de Ballet Concerto desde 1961.

Ballet Concerto es una verdadera institución en el sur de la Florida: la segunda escuela de ballet más antigua de Miami, la primera fundada y dirigida por mujeres, una de las primeras compañías fundadas por cubanos exiliados en Miami, y la primera institución artística fundada por hispanos en la región. Más notablemente, Ballet Concerto Company, una entidad independiente establecida en 1964, fue la primera compañía profesional de ballet en Miami, creando un precedente para el ballet en la ciudad al montar en escena las obras más clásicas en su totalidad. Ballets como Giselle, Don Quijote, La Fille Mal Gardee, Coppelia, y Lago de los Cisnes, y a la vez invitando a los escenarios del sur de la Florida por primera vez a los artistas de ballet más extraordinarios del siglo veinte. Algunos de los artistas invitados que bailaron con Ballet Concerto Company y que destacan son: Rudolph Nureyev, Carla Fracci, Cynthia Gregory, Natalia Makarova, Ivan Nagy, Gelsey Kirkland, y Alexander Godunov para nombrar sólo algunos.

Entre los numerosos alumnos que han elegido una carrera profesional en la danza, la escuela también ha producido nombres reconocibles en el mundo del ballet. El más ilustre de ellos fue Fernando Bujones (1955-2005) quien se convirtió en el primer bailarín estadounidense en ganar la medalla de oro en la Competencia Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria en 1974. A los 19 años, Bujones se convirtió en el hombre más joven en la historia de American Ballet Theater a ser nombrado primer bailarín. Más tarde en su carrera, regresó a Ballet Concerto como artista invitado, y en 1986 bailo con la Compañía el estreno mundial de Narciso, un ballet montado especialmente para él por Eduardo Recalt, también director artístico de Ballet Concerto Company. Otros alumnos notables son: Hilda Maria Reverte (Pittsburgh Ballet), Mariana Alvarez(Ballet Nacional de Washington, San Francisco Ballet), Marielena Mencia (Ballet Internacional de Caracas, Ballet Estatal de Baviera), Alina Hernández (American Ballet Theater), y Rita Martinez (Joffrey Ballet), así como las decenas de alumnos que han seguido el legado de Ballet Concerto a través de sus propias escuelas de danza, tanto en el sur de la Florida como en el resto de los Estados Unidos.

Ballet Concerto se conservará como una institución clave en el desarrollo de las artes y la cultura en el sur de Florida, especialmente entre de la comunidad hispana. Díaz y del Pino, que se exiliaron del Ballet Nacional de Cuba, donde bailaron junto a Alicia Alonso y bajo la dirección de Fernando Alonso, implementaron y mantuvieron el plan de estudio riguroso del ballet clásico cubano, ya conocido y alagado en todo el mundo. Ninguna otra escuela de ballet en el sur de Florida inculco como base el método cubano hasta hace pocos años, y con la excepción de profesores independientes, Ballet Concerto fue el único portador de la técnica Cubana de ballet durante la mayoría de su existencia. Junto con el ya fallecido Eduardo Recalt, quien se unió a Ballet Concerto Company como su tercer director artístico después de exiliarse en 1967, Díaz y del Pino les inculcaron a sus alumnos una disciplina incomparable, respeto y amor por el arte y un ambiente de valores familiares. Como directoras y maestras, dedicaron sus vidas al arte de la danza y a sus alumnos, quienes han sido toda su existencia, su familia. Asimismo han sido correspondidas, puesto que muchos de los alumnos que han pasado por las barras de Ballet Concerto consideran a la escuela y a sus directoras no sólo como una parte fundamental de su educación, sino también como parte de sus familias, cosa que se hace más evidente a través de las segundas y terceras generaciones de alumnas que han estudiado bajo Díaz y del Pino.

En su declaración a sus alumnos y familiares, las directoras expresaron su agradecimiento por haberles brindado la oportunidad de compartir su amor por el ballet: "Sonia y yo estamos muy agradecidas a todas las familias que nos han permitido formar parte de la educación artística de sus hijos a lo largo de cincuenta y cinco años. Hemos sido muy afortunadas de poder compartir el arte del ballet con las generaciones de alumnos que han pasado por nuestra escuela. Los niños, los padres e incluso los abuelos, han sido nuestra familia y los hemos visto crecer y comenzar sus propias familias. Además, estamos muy agradecidas con todos aquellos que creyeron en Ballet Concerto Company a través de los años y formaron parte del desarrollo del ballet clásico en Miami. No podríamos haber logrado todo lo que pudimos sin el apoyo de todos los benefactores y las personas que formaron parte de la junta directiva. Nos han dado mucho orgullo y tenemos mucho que agradecer".

No hay duda de que el cierre de esta gran institución deja un enorme vacío, sobre todo en el corazón de las tres generaciones que estudiaron y bailaron en Ballet Concerto y en la memoria de los que fueron testigo de la evolución de las artes culturales en Miami entre los años sesenta y ochenta, cuando la escuela y compañía estaban en la cima. Aun así, hay una labor y un legado indiscutible, por lo cual Marta del Pino y Sonia Díaz pueden estar tranquilas sabiendo que hicieron algo extraordinario. Para aquellos de nosotros que vivmos y estudiamos en los tiempos de Ballet Concerto, su legado será uno de agradecimiento por todo lo que hicieron por las artes en el sur de Florida y todo lo que nos enseñaron sobre el ballet, el arte, el trabajo, la disciplina, la constancia y principalmente acerca del amor.

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