En la Sala Manuel M. Ponce y al entregar las Medallas Bellas Artes 2023 y 2024
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) entregaron, este jueves 12 de septiembre, el máximo reconocimiento del Estado mexicano a la trayectoria y al trabajo sobresaliente de los creadores y artistas que enriquecen de manera significativa el campo del arte, así como sus aportes a la cultura mexicana y universal. Por su destacada contribución a la literatura recibieron la presea 2023 la escritora y ensayista Pura López Colomé y la Medalla 204 la narradora Verónica Murguía.
Hay veces que las palabras se hacen añicos en la garganta, por la emoción del momento y por la circunstancia que lo rodea, comentó la titular del Inbal, Lucina Jiménez López, al entregar la Medalla Bellas Artes (2023 y 2024) a dos grandes mujeres, dos grandes escritoras, dos grandes trayectorias; en quienes reconoció que abrazan la literatura como una posibilidad de no callar, con una posibilidad de poder narrar un tiempo tal vez desgarrador y complejo, y ese que es nuestro tiempo habremos de vivirlo y de afrontarlo siempre con el mejor de los espíritus, que tiene que ver precisamente con la creación.
En el máximo recinto cultural de México, la titular del Inbal afirmó que hoy los nombres de Pura López Colomé y Verónica Murguía se suman a toda esa gran lista de escritoras y escritores que configuran la constelación enorme de la literatura mexicana. Estamos hablando del gran Jaime Sabines, uno de los poetas más excelsos de nuestro país; de Rubén Bonifaz Nuño, de Margo Glantz, de Carlos Monsiváis, de José Emilio Pacheco, de Marco Antonio Campos, y más recientemente de Nacho Solares. También de Amparo Dávila, de Elena Poniatowska.
Efectivamente, Verónica Murguía y Pura López Colomé son las personas a quien este país tenía que honrar y reconocer a través de éste que constituye el máximo galardón que entrega el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura para el enriquecimiento de nuestra memoria, pero también para la conciencia de nuestra contemporaneidad.
Asimismo, externó: “Quiero agradecer la calidad de la reflexión y el profesionalismo de quienes integraron el Comité Dictaminador de estas medallas --Elsa Cross, Alberto Ruy Sánchez y Gonzalo Celorio-- porque la reflexión que hicieron para definir estas medallas, estas trayectorias, fue en verdad rigurosa, paciente, comprometida y duró lo que tenía que durar”.
Ante familiares, amigos, lectoras y lectores de las dos traductoras, la titular del Inbal refirió que la impronta de Pura López Colomé en la poesía mexicana es indeleble, sus poemas que parten de la reflexión incesante sobre el lenguaje cautivan a sus lectores, su voz poética está enraizada en lo filosófico, donde encontramos revelación e interioridad. Caminos para reflexionar sobre el sentido de nuestro propio ser y lo que nos rodea”.
Su obra está imbuida de una calidad lírica y evocativa que nos invita a sumergirnos en el tapiz de emociones que ella teje con tanta maestría. Su trabajo es fundamental para entender la poesía contemporánea de México, Pura López Colomé es artesana de la propia sustancia, una sustancia que nos lleva a indagar en el vacío y sus efectos, su pluma se caracteriza por la contemplación del silencio, porque ella sabe que es ahí donde se encuentra la verdadera naturaleza de lo que somos y la posibilidad de lo que podemos ser.
Al referirse a Verónica Murguía, la directora general del Inbal señaló que es una voz profunda, con autoridad; es una escritora primordial de nuestra literatura. A través de sus obras ha logrado fomentar la imaginación y la reflexión de sus lectores, entretejiendo con erudición asombrosa la gran exploración de las posibilidades del lenguaje que ella experimenta. Verónica Murguía es una mujer sabia, creadora de mundos alternativos para las infancias y las adolescencias, esas mentes y corazones que son exigentes y poseedores de una imaginación infinita con las que solo ella sabe dialogar. Vaya complejidad, infancias y adolescencias contemporáneas que tienen en esa posibilidad de tus libros, universos en verdad prometedores. Verónica Murguía es una profunda conocedora de la Edad media, de la poesía árabe medieval.
La ceremonia contó con la presencia de un público integrado por amigos, familiares y estudiantes que celebraron junto con las dos galardonadas, estuvieron presentes el Mtro. Héctor Romero Lecanda, el escritor y editor Fernando Solana Olivares y la escritora Ana García Bergua.
La obra de Pura López Colomé y Verónica Murguía tiene resonancia que trasciende los límites de la experiencia individual para conectarnos de una manera profunda como seres humanos, en diálogo universal, el compromiso de ambas escritoras para dialogar con las generaciones que les preceden y que dan continuidad en sus conversaciones con la escritura, son parte de ese reconocimiento que honramos con la Medalla Bellas Artes; gracias por su compromiso, por su trayectoria y por esas palabras que hilvanan con tanta profundidad y tanta entereza.
En tanto, Pura López Colomé, tras dar las gracias al Inbal, a Lucina Jiménez y sus queridos jurados, externó: “Agradezco a este increíble país que premie a sus poetas y escritores y artistas como ninguno”.
En esta feliz ocasión quiero agradecer con mayúscula a las dos mayores instancias de cultura de nuestro país –la Secretaría de Cultura y el Inbal—y a quienes los encabezan con profesionalismo y vitalidad, apoyando, fortaleciendo y motivando la creación artística en todas sus vertientes.
“Y a mis seres más queridos: Alberto, Ismael y Antonio, que me han dado tanto y han intentado comprender, y sin dar explicaciones, mi extraña y metafórica manera de ver el mundo (…) con mis propias palabras. Creo que eso he venido haciendo en todo lo que he escrito, trátese de lo que se trate, al intentar sembrar --como diría Jorge Aguilar Mora-- en esta tierra sinrazón y poderosa, en estos terrenos de mi lengua y tradición: una semilla musical expresiva, expresiva y plural”, agregó.
Al tomar la palabra Fernando Solana, recordó que conoció a Pura López hace 40 años. “Estábamos reunidos bajo la tutela de Juan Rulfo, Salvador Elizondo, Carlos Montemayor. Éramos jóvenes y principiantes, pero ella ya era poeta, mujer de letras desde entonces. Su nombre luminoso e imposible, su cabellera medúsica, sus ojos llameantes. Una mente vertiginosa y esa juvenil arrogancia literaria que en el fondo era devoción y ternura, me cautivaron con un sortilegio que desde entonces permanece.
“El mundo es impredecible y maravilloso. Después de tantos años, hoy me toca decir sobre ella que no hay mucho que decir, salvo confesar el asombro sin sombra, la admiración y el respeto que su obra incesante e ininterrumpida, siempre distinta y sorprendente, despierta en mí”, puntualizó.
Por su parte, Verónica Murguía también agradeció al jurado de la Medalla Bellas Artes y al Inbal por esta distinción, y cuya persistencia en esta administración es un milagro… y que haya Instituto para muchos años, porque sin el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura estaríamos perdidos…
Comentó que “hoy la herida que nos desgarra es la violencia, que enferma todo o que toca, pero México parece no registrar a ratos su descomposición: esta encandilado por el espectáculo de su propio naufragio.
“El arte es la única forma de perdurabilidad que hemos encontrado y me atrevo a decir que el arte es indispensable y que sin él las sociedades pierden la razón. En años recientes nos han dicho que hay cosas más urgentes, que el arte no se come, no cura, no da techo, y se coloca la pintura, la coreografía, la partitura en una esquina y, del otro lado, las necesidades más urgentes: el pan y el techo, y eso no es justo porque tenemos derecho a las dos cosas, porque somos seres humanos”, dijo.
“No hay que escoger, porque sobrevivir no basta. Gracias por estar aquí y a aquellos que me han sostenido desde que perdí a quien más amaba: David Huerta, y mi Medalla está dedica a él, porque sin él yo no estaría aquí ahora”, concluyó la galardonada que recibió la presea 2024.
Al referirse a Verónica Murguía, Alicia García Bergua consideró que es una escritora única en la literatura mexicana. Historiadora de formación de una cultura profunda y exquisita, centrada en la antigüedad, la Edad Media y el mundo árabe, que ha desplegado en novelas y libros de cuentos. Es también la creadora de una narrativa infantil y juvenil, tanto fantástica como original e imaginativa.
La obra de Murguía –y lo digo en serio-- es una de las más enriquecedoras de nuestra literatura. La amorosa investigación que sustentan sus novelas y cuentos situados en la antigüedad lejana se traslada al lenguaje con una sutileza plástica.
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