La actividad del Inbal tiene como propósito promover la obra y trayectoria de autores relevantes para la literatura nacional.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), presentaron Cartas encontradas (1966-1974), de Rosario Castellanos y Raúl Ortiz y Ortiz; Doce y una, trece y Catálogo razonado, de Juan García Ponce, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, la tarde del miércoles 17 de julio.
La charla se realizó con el fin de promover la obra y la trayectoria de autores relevantes para la literatura nacional. El presídium —moderado por el poeta, Ángel Cuevas— estuvo conformado por la poeta Alejandra Atala; el narrador Javier García-Galiano; la investigadora de artes escénicas Angélica García Gómez; el investigador Daniel Escoto y el documentalista Ángel Aurelio González Amozorrutia.
Ángel Cuevas mencionó que Cartas encontradas (1966-1974) es un epistolario entre Rosario Castellanos y Raúl Ortiz y Ortiz durante en ese periodo, editado por el poeta, ensayista y traductor Alfonso D’Aquino, y publicado por el Fondo de Cultura Económica, luego de sortear varias dificultades para su publicación. También, refirió que Ortiz y Ortiz trabajó devotamente en este libro durante sus últimos tres años de vida, revisando la edición, incluso, durante sus últimos días en el hospital.
“Es un libro que tenía el maestro Ortiz y Ortiz, sin saberlo, entre sus documentos. Él nunca pensó que las cartas que intercambió con Rosario (Castellanos) se publicarían. Surgió la idea de poner estas misivas en manos de Alfonso D’Aquino para lograr esta edición y así se trabajó hasta que el libro quedó listo para su publicación”, explicó.
El poeta informó que Cartas encontradas es un epistolario que reúne la correspondencia inédita que Castellanos y Ortiz y Ortiz intercambiaron de 1966 a 1967 (mientras ella estaba en Estados Unidos), y de 1971 a 1974 (durante su estancia en Israel). Remarcó que es una obra imprescindible, no solo por su alta calidad literaria, sino porque es un valioso documento que “refleja los acontecimientos y los protagonistas históricos y culturales más relevantes de los años sesenta y setenta, principalmente en México, pero también, dado el carácter cosmopolita de los autores, en el mundo”.
En su turno, Alejandra Atala contextualizó la obra, la calificó como imperdible, memorable y eminente, y explicó que se encuentra dividida en cinco partes. En sus 282 páginas incluye: prólogo, 51 cartas, una correspondencia dividida en dos tiempos (de 1966 a 1967 y de 1971 a 1974), anexos, iconografía y agradecimientos.
“Sin duda, este libro también es poesía. Llega desde algún lugar de la nostalgia de Ortiz y Ortiz. No fue una obra pensada como tal por sus autores, pero es una especie de travesura del azar en la que el espíritu de la literatura se impone. Sobre este libro se pueden hacer muchas lecturas, desde varias perspectivas, ámbitos, lugares, épocas, geografías, razones, pensamientos o poesías”, manifestó.
Por su parte, Javier García-Galiano dijo que es un libro anacrónico en el que perduran formas y prácticas placenteras en extinción, como la letra manuscrita y las cartas. El origen de este libro es la amistad, admiración y devoción expresa que Ortiz y Ortiz demostraba por Rosario Castellanos. También comentó que, mientras avanza en la lectura, la persona que lee asiste a una conversación perpetua, confiada, placentera y sin reservas entre dos amigos fraternos.
“En esta correspondencia se descubre a una Rosario Castellanos que, asegura, ha dejado de escribir. Sin embargo, ella nunca dejó de leer compulsivamente, no pudo dejar la crítica, no dejó de estar al tanto de lo que sucedía en México, a pesar de encontrarse en el extranjero. En este epistolario se descubre a una mujer felizmente insumisa y certera. Estas cartas incitan a volver a leer a Rosario, a pesar de todo lo que pueda decirse”, sugirió.
Posteriormente, se presentaron dos obras de teatro de Juan García Ponce: Catálogo razonado y Doce y una, trece, editadas por D’Aquino y publicadas por Ediciones Odradek.
Angélica García reconoció el esfuerzo de Ediciones Odradek para la publicación de estas obras, pues no solo se preocupó por reeditar los textos de García Ponce, sino que enriqueció esta edición.
“Catálogo razonado está dedicada a Juan José Gurrola. Los personajes principales son dos voces: la voz de quien escribe y la voz de un director de escena. Quien escribe es García Ponce y, la segunda voz, Juan José Gurrola. Es una especie de juego de espejos, una obra muy autorreferencial”, opinó.
“En la puesta en escena se desprende otra realidad, que se desprende de la literatura, pero que ya es experiencia, arte vivo. No existe ya fidelidad al texto y este se transfigura. García Ponce dedica esta obra a Gurrola, es un juego privado entre ellos. Es un recuerdo de los años que compartieron, de cuando fueron cómplices. García Ponce sabe que no habrá fidelidad al texto. Gurrola hará su magia y surgirá una realidad inusitada. Esta puesta en escena fue llevada a cabo en 1989, aunque el texto es de 1983”, explicó.
Luego, Daniel Escoto habló de Doce y una, trece, obra en la que se encargó del prólogo, y a la que define como una obra curiosa y atípica, pues es una especie de despedida (momentánea) de García Ponce del mundo teatral. Subrayó que en esta obra se hace una valoración de la realidad nacional que se refleja en un teatro costumbrista
“Me gustaría que pensáramos este texto como parte de una batalla cultural que se libraba en México en esa década y en la década previa. Pensémoslo como el entrecruce de muchas tensiones, de cómo se percibían las letras, el teatro y el arte en la generación de García Ponce. Me gusta pensarlo como un canto de molestia contra una manera de hacer las cosas”, opinó.
Finalmente, Ángel Aurelio González al referirse a Catálogo razonado y Doce una, trece, subrayó que su quehacer literario tiene un alto valor, independientemente de si se trata de cuento, novela o ensayo. Además, compartió que una política de Ediciones Odradek es que privilegia mucho el tema de la imagen y la palabra.
Durante el evento, la actriz Susi Estrada realizó una lectura dramatizada de las obras que se presentaron.
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