La Orquesta Sinfónica Infantil De México Envolvió La Sala Principal Del Palacio De Bellas Artes Con Música Y Talento

La algarabía y el ritmo se apoderaron de la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes ayer por la tarde durante la presentación de la Orquesta Sinfónica Infantil de México (OSIM). La joven agrupación hizo bailar, no solo al público asistente, sino también a los instrumentos que los acompañaron durante la interpretación de un programa que incluyó obras de compositores nacionales y extranjeros.

En la presentación que formó parte de su vigésimo séptima gira nacional y que se repetirá hoy, de forma gratuita, a las 18:00 en la Biblioteca Vasconcelos en formato Vive la música, la OSIM dio inicio al concierto con la obertura de la ópera La urraca ladrona de Gioachino Rossini. Después, acompañada del joven pianista ruso Vladimir Petrov, tocaron el primer movimiento del Concierto para piano núm.1 en si bemol, op. 23 de Piotr Ilich Chaikovski.

La fiesta musical continuó con la pieza Janitzio, de Silvestre Revueltas, obra inspirada en la belleza cultural de la isla de Pátzcuaro, Michoacán, sitio bien conocido por celebración que ahí se desarrolla durante el Día de Muertos, en la cual sus aguas se llenan de barcas pesqueras que iluminadas por la luz de tenues velas y repletas de las características flores de cempasúchil ofrecen al viajero "un caleidoscopio donde ocurren muchas cosas. Una fiesta que, a los ojos del no entendedor, pudiera parecer caótica, pero es el orden absoluto del corazón del pueblo de México", tal como lo aseveró Eduardo García Barrios, director artístico de la OSIM, al presentar la pieza.

Tierra de temporal, de José Pablo Moncayo, bajo de batuta de Roberto Rentería Yrene, fue la pieza que dio seguimiento al programa. García Barrios explicó que Rentería ha sido por muchos años el coordinador del campamento que se lleva a cabo cada verano, momento en el cual este ejercito de más de 120 talentosos músicos se reúnen, juegan, cantan, bailan y ensayan para conseguir interpretar con el mayor rigor.

En el final del concierto se escucharon Los trabajadores agrícolas y Danza final (malambo) de Alberto Ginastera, así como el Danzón núm. 2 de Arturo Márquez, momento que se tornó especialmente entrañable ya que la Sala Principal se pintó con listones verde, blanco y rojo que serpentearon por el escenario y manifestaron la vitalidad y alegría de los más de 120 niños y adolescentes menores de 17 años que este año integraron la OSIM.

En el evento, García Barrios, quien también es titular del Sistema Nacional de Fomento Musical, reconoció la participación de algunos músicos de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, los cuales pertenecieron a la OSIM y "ahora tienen la oportunidad de regresar lo que recibieron en su oportunidad".

También aprovechó el momento para agradecer a la Secretaría de Cultura por apostar por este tipo de programas que implican un enorme esfuerzo y trabajo en el que "se manda obedeciendo, discutiendo y logrando acuerdos" porque así es la música, dijo, no solo alimenta al corazón, lo importante es aportar al fortalecimiento de nuestro tejido social con este tipo de esfuerzos institucionales que tienen excelentes resultados.

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