Permanecerá hasta el 1 de septiembre en el Salón de la Plástica Mexicana; reúne más de 70 piezas inspiradas en la historia y las tradiciones de los pueblos originarios.
Con la muestra individual El Tlamatini, el artista Julio Carrasco Bretón, la cual se exhibe en el Salón de la Plástica Mexicana, celebra 50 años de trayectoria plasmada en litografías, fotografías, dibujos, gouache y acrílicos sobre tela de mediano y gran formato.
El artista ofrece en esta exposición una visión de su proceso creativo y de su fascinación por la filosofía, la historia y la ciencia. “En mis obras busco sacar esa parte de mexicanidad y universalizarla, un poco como lo hicieron Tamayo o Siqueiros, que eran contrarios en pensamiento, pero convergían en lo mismo”.
Como un portal hacia dos vías intrínsecamente mexicanas: por un lado, el universo mesoamericano y, por otro, la tradición muralista, la muestra de Julio Carrasco alberga más de 70 obras, como Tezcatlipoca, litografía; Mextli, diosa de la noche, acrílico sobre lienzo; Chalchiuhtlicue, litografía, dibujo a lápiz y acuarela; Coyolxauhqui, diosa mexica de la Luna, litografía; Xochicuicatl, acrílico sobre lienzo; Yum Kimil, dios maya del inframundo, litografía; Chichihuacuauhco en el Mictlán, acrílico sobre lienzo; y Centéotl, dios olmeca del maíz, entre otras obras.
Durante un recorrido por la sala, Julio Carrasco expresó: “Cuento la historia como es, tanto lo bueno como lo malo. Me interesa la historia, la flora, la fauna y utilizo una técnica que resiste el polvo, los insectos, los hongos, las vibraciones, la humedad”.
El artista destacó que toma elementos de lugares, regiones, personajes y espacios por donde ha viajado. “Cada mural tiene una anécdota larguísima e incluso me gustaría elaborar un libro que pueda contar la historia de cada uno de ellos, porque para realizar un mural se tiene que hacer una larga investigación”.
El Tlamatini, que proviene del náhuatl, representa dentro de la cosmogonía prehispánica al hombre sabio, al poeta, aquel que debatía temas sobre la existencia, la verdad, la naturaleza del cosmos y el lugar del hombre en el universo.
Comentó que algunas de sus obras están inspiradas en las artesanías de las diferentes regiones del país, en las que se refleja la conjunción entre los diseños de los pueblos originarios desde Baja California hasta el sur del país y los bordados que vemos en piezas como el huipil, por ejemplo. Le interesa rescatar de cada pueblo su historia y sus tradiciones. Explicó que él pinta para los pueblos y no para los gobiernos, porque estos cambian, “los artistas somos críticos y pensamos de forma progresista”. Agregó que en su obra utiliza un método de composición que le da fluidez al discurso cronológico, como se aprecia en el mural realizado por los 400 años de la fundación del estado de Nuevo León.
Agregó que, como artista, ha tratado de incursionar en diversos medios como la escultura (talla en madera) o la fotografía. “En esta exposición, hay una sección de fotografías de las distintas ciudades en las que he estado, hechas bajo el concepto de Henri Cartier-Bresson: capturar el instante preciso, con un iPhone”.
Julio Carrasco es autor de algunos textos, como El otro laberinto, un ensayo sobre la psicología del mexicano en el nuevo siglo, “que fue muy criticada en nuestro país, pero en Francia fue bien recibida”.
La muestra El Tlamatini podrá visitarse hasta el 1° de septiembre, de martes a domingo de 10:00 a 18:00 h en el Salón de la Plástica Mexicana, ubicado en Colima 196, colonia Roma Norte, Ciudad de México. La entrada es gratuita.
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