La Secretaría de Cultura federal y el Inbal recuerdan al creador del Huapango, considerado uno de los principales exponentes del estilo musical nacionalista.
En el marco del 65 aniversario luctuoso de José Pablo Moncayo, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, recuerda al destacado músico, quien transitó por diversos géneros: coral, ballet, ópera, música para cine, piezas sinfónicas y música de cámara.
Desde temprana edad, José Pablo Moncayo mostró aptitudes para la música, interés que pudo desarrollar a través de clases de piano. En búsqueda de mejores oportunidades, la familia Moncayo se trasladó a la Ciudad de México en 1927, posteriormente, en 1929 inició estudios en el Conservatorio Nacional de Música (CNM), institución en la cual encontraría las bases para desempeñarse como compositor, pianista, percusionista y director de orquesta.
Entre sus maestros destacan Eduardo Hernández Moncada, Candelario Huízar y Carlos Chávez. De este último fue estudiante en la clase de creación musical, en 1931, en la que conoció a Blas Galindo, Salvador Contreras y Daniel Ayala, que junto con él se reconocieron como el Grupo de los cuatro.
Moncayo tuvo una prolífica trayectoria en la que combinó la composición, la docencia y la práctica musical. En 1932 comenzó su participación con la Orquesta Sinfónica Nacional como pianista y percusionista, además de subdirector, hasta convertiste en el director artístico, cargo que desempeñó hasta 1952. Paralelamente, ejerció como profesor en el CNM y en la Escuela Superior Nocturna, hoy Escuela Superior de Música, en la cual impartía las clases de composición y dirección.
El creador del Huapango es considerado representante del estilo nacionalista que imperó en los compositores de la década de los veinte hasta los años cincuenta del siglo pasado. Asimismo, se le reconoció internacionalmente cuando fue invitado, en 1941, por Aaron Copland al Festival de Berkshire, en Massachusetts, Estados Unidos.
Su creación musical está completamente vinculada al momento estilístico y, evidentemente, a la gran influencia de Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, José Rolón y Aaron Copland.
En su producción sinfónica sobresalen Llano alegre, Hueyapan, Tierra de temporal, Huapango, Sinfonietta, Cumbres, Bosques y la Sinfonía. Esta última es una obra en cuatro movimientos en la que se logra apreciar su extraordinaria capacidad como compositor, así como su gran sentido de la orquestación que, dicho sea de paso, es uno de los elementos más ricos de su famosa obra Huapango.
Bajo el libreto de Xavier Villaurrutia compuso la ópera La mulata de Córdoba, en 1948. A su vez, escribió piezas para piano, violín y música de cámara, entre ellas Amatzinac (1935), para flauta y cuarteto clásico, y Homenaje a Cervantes, para dos oboes y orquesta de cuerdas (1947).
Si bien la música de Moncayo es considerada nacionalista, el estilo musical que mostró desde sus primeros años como compositor destaca una influencia de la música impresionista y del jazz. Sin embargo, fiel a la tradición, siempre trató de utilizar las formas clásicas para su desenvolvimiento compositivo.
Pese a su temprana muerte (16 de junio, 1958), Moncayo es uno de los compositores emblemáticos de México.
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