Interpretará el Trío núm. 2 en Do mayor para violín, violonchelo y piano, Op. 66, de Felix Mendelssohn; sábado 28 y domingo 29 de septiembre.
El pianista Carlos Salmerón, concertista de Bellas Artes, participará en los preconciertos que ofrece la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde interpretará el Trío núm. 2 en Do mayor para violín, violonchelo y piano, Op. 66, de Felix Mendelssohn, este sábado 28, a las 17:00 h, y el domingo 29 de septiembre, a las 11:30.
“Estos preconciertos son una dinámica que realiza la OFCM, en la cual, antes de un concierto sinfónico ofrecen una charla y un concierto de música de cámara. En el caso de este fin de semana se extendió la invitación a los músicos del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en el cual también participará el chelista Adolfo Ramos, del Inbal, y el violinista Ulises Aguirre de la OFCM”, explicó Carlos Salmerón.
Destacó que estas colaboraciones son un escaparate muy valioso para que los miembros del grupo de Concertistas de Bellas Artes puedan intercambiar conocimientos y técnica con diversos músicos y agrupaciones.
Sobre el concierto, explicó que esta obra es de contrastes y no tiene desperdicio para el escucha: “Este segundo trío es menos interpretado que el primero, posiblemente porque es un poco más complicado, aunque ambos son extremadamente complejos”.
El tecladista, quien había esperado la oportunidad para tocar este segundo trío, agregó que es técnicamente más exigente y su ambiente es más trágico, oscuro, incluso atormentado, a diferencia del primero, que tiene una cualidad romántica más evidente.
Detalló que el primer movimiento de la pieza: Allegro energico e con fuoco tiene esa cualidad misteriosa, sin embargo, su segundo movimiento: Andante espressivo es de un lirismo hermoso, muy cercano a las Canciones sin palabras: “Mendelssohn es un compositor con una vena melódica muy desarrollada y su segundo movimiento recuerda a estas piezas que escribió para piano solo, donde evoca una canción”.
El tercer movimiento: Scherzo. molto allegro quasi presto, lo describió como una broma, porque es extremadamente veloz, fugaz, muy característica de su estilo: “Podría decirse que él creó o patentó el scherzi (manera plural de decir scherzo en italiano) y es una pieza que se escapa como el agua, como un ser fantástico que huye y así como aparece, desaparece. Es muy impresionante”.
Sobre el cuarto movimiento: Finale. Allegro appassionato, comentó que retoma la energía del primer movimiento, pero en un tono un poco más amigable, como una danza: “Es muy interesante porque aparece un coral luterano y le da una cualidad casi religiosa y mística, el cual va creciendo en intensidad, hasta lograr una potencia y una majestuosidad impresionante”. El final, añadió, es como una fiesta: “Es muy alegre, alejándose de la tragedia que ocurre en el primer movimiento y al inicio del tercero, volviéndose festivo y glorioso”.
Al invitar a que el público se dé cita para disfrutar el concierto, adelantó que cada momento de esta obra los sorprenderá: “Es una pieza que lleva por diversas emociones y no tiene desperdicio. Quizá uno de los momentos más relevantes es durante el cuarto movimiento, cuando aparece ese coral en medio de los acordes del piano que poco a poco va haciéndose más grande. Esta obra va muy bien porque, posteriormente, la OFCM tocará el Concierto para violín del autor, donde el maestro Scott Yoo tocará y dirigirá al mismo tiempo”.
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