Entre amigos, lectores y familia, el escritor, ensayista y narrador Enrique González Rojo Arthur (Ecatepec de Morelos, 1928) fue homenajeado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes por su amplia ruta literaria y aportaciones a las letras nacionales, el domingo 15 de diciembre, en una actividad organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura.
La académica e hija del autor, Graciela González Phillips, comentó que los cuatro pilares de la actividad cultural de Enrique González Rojo Arthur son el magisterio, la literatura, la filosofía y el compromiso político, los cuales se interconectan a lo largo de sus obras.
Asimismo, habló de los varios géneros de la creación literaria a los que se ha dedicado su padre, como poesía, cuento, novela, ensayo y autobiografía, además de rememorar diversas vivencias en torno al autor. "Muy joven formó parte de la corriente poética denominada Poeticismo, con la cual ha mantenido una posición crítica sin dejar de reconocer que influyó poderosamente en su quehacer poético. Lo hizo a lado de Arturo González Cosío, Eduardo Lizalde y Marco Antonio Montes de Oca".
También aseguró que la obra lírica de González Rojo Arthur se divide en seis partes: inicialmente lo que se podría denominar su prehistoria poética, en una segunda etapa, por breve tiempo, los versos de factura "poeticista"; en la tercera entrega Para deletrear el infinito (1972); en la cuarta lo escrito después del mismo, una quinta donde propone y realiza dos nuevos géneros literarios a los que da el nombre de cuentema (cuento-poema) y novelema (novela-poema), y una última, donde une las dos pasiones fundamentales de su vida, en la cual trabaja en un extenso poemario que se encuentra en proceso de producción.
Por su parte, el historiador, traductor y académico, Claudio Albertani Ganssini, habló del carácter militante y rebelde de Enrique González Rojo Arthur plasmado en su obra Manifiesto autogestionario. Hacia un encuentro con la esperanza (2002) que, en general, marca su vasta obra literaria.
"Con este manifiesto profético Enrique González Rojo nos exige afilar las armas de la crítica ante un mundo hostil controlado por el capitalismo, así como ser observadores de nuestra realidad mundial, por doquier sopla el viento de tempestad y 2019 pasará a la historia como el año de los inconformes. La tarea es de todos", agregó el docente de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
En su oportunidad, el escritor y poeta Manolo Mugica resaltó la relevancia poética del autor de Apolo musageta (1989) en la literatura nacional. "Es uno de nuestros poetas más prolíficos no sólo de nuestro tiempo, sino de nuestra corta historia literaria".
Añadió que el mayor aporte técnico que Enrique González Rojo Arthur ha hecho a las letras mexicanas es aquel que él llama súperrima o sobrerrima, donde se generan esquemas de rima tanto externa como interna. "Me gusta pensar en Enrique como la reencarnación de Salvador Díaz Mirón, ya que en el año que uno moría el otro nacía, ningún otro poeta ha trabajado la heteronomía propuesta por Mirón", detalló.
Para el escritor, académico y politólogo, Genaro González Licea, el devenir del tiempo es la constante que siempre ha acompañado a Enrique González Rojo Arthur, el misterio que encierra el tiempo y el instante que estalla en la palabra es un sublime manantial que le acompaña en todo momento.
"La obra poética y filosófica del autor está construida en piedra, lo mismo se puede decir de su actuar político, de su vocación docente y humanista y de su gran compromiso con las personas que en la vida cotidiana buscan su existencia: obreros, campesinos, indígenas y, en general, con todos aquellos que han sido discriminados por una sociedad donde el dinero es un lenguaje de prestigio. Nuestro poeta escribe con esa fuerza que le da su propia historia", señaló González Licea.
Finalmente, el emotivo homenaje a Enrique González Rojo Arthur culminó con la proyección de un video con fotografías, portadas de libros y un audio del poeta, elaborado por la Coordinación Nacional de Literatura, así como la intervención de las actrices y narradoras Angélica Lara y Georgina Rábago, quienes dieron lectura a emblemáticos poemas como Penélope, Consejos a mi pluma y Oda a la goma de borrar, mientras que el músico, académico e integrante de la agrupación musical La Banda Elástica, Guillermo González Phillips, cerró el acto con la interpretación de La Chacona, de Johann Sebastian Bach.
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