A casi 50 años de su fallecimiento, el pensamiento arquitectónico y patrimonial de Ruth Rivera renueva su vigencia. A través de la publicación de los Cuadernos de Arquitectura, se difunde el legado y la ideología de esta arquitecta mexicana, pues reúne cinco de sus escritos, en los que aborda la teoría e historia de la construcción y planeación en el México de los años 60.
La presentación editorial de esta publicación se llevó a cabo la noche de ayer en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, con la participación de las arquitectas Laura Olivia Aranda Cortés y Estefanía Chávez de Ortega, así como de la subdirectora general de Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Dolores Martínez Orralde.
Durante su intervención, Laura Olivia Aranda Cortés dijo que, mediante los cinco escritos de Ruth Rivera que reúne la publicación, es posible ver el panorama histórico general de lo que sucedía en México y el mundo en la década de los 60, tanto en el quehacer urbano como en la arquitectura, la plástica y el patrimonio.
Posteriormente mencionó que, en el primer escrito, Ruth Rivera, quien fuera jefa del Departamento de Arquitectura y miembro del Consejo Técnico del INBAL, hace un análisis teórico e histórico de la plástica desde la unidad de la expresión cultural de la América prehispánica hasta el movimiento moderno.
En su segundo escrito -agregó Aranda Cortés-, Rivera nos lleva brevemente en un recorrido por la trascendencia de las edificaciones civiles religiosas de los regímenes teocráticos militares prehispánicos, de la Grecia clásica y del antiguo Egipto, para la satisfacción del concepto mágico de la existencia donde los dioses están presentes en los símbolos que protegen los edificios.
En otro escrito, explicó la especialista, Ruth Rivera critica el neo academicismo, porque le parecía que había copiado obras extrañas y pretéritas que, independiente de su belleza, al rubro social no aportaban nada nuevo, ya que desarticulaban las propuestas de las culturas que las demandaban, "por eso escribía que toda construcción arquitectónica, para serlo, precisa estar de acuerdo con el tiempo y la sociedad que la solicita".
Por su parte, Estefanía Chávez mencionó que su colega Ruth Rivera fue una persona extraordinaria, además de agradable y simpática, que creía que las mujeres iban a dominar el siglo XXI, en todos los ámbitos. "Estaba consciente del momento histórico que le tocó vivir".
Como arquitecta y mujer, dijo, Ruth Rivera consideraba que el sexo femenino debía estar unido para hacer frente a todo tipo de desafíos. En pocas palabras, fue una persona infatigable en todo lo que se propuso, desde la promoción y la divulgación de la arquitectura hasta la creación de conciencia.
Dolores Martínez Orralde recordó que Ruth Rivera trabajó siempre por la arquitectura, pero pocas veces se sabía quién era en el ámbito personal. "Seguramente sus padres le inculcaron ideas liberales y nacionalistas, que la caracterizaron como arquitecta. En 1946 su amor por la pintura y la literatura la llevaron a desarrollar una vocación natural por la docencia, y en 1950 se convirtió en la primera mujer en obtener el título de arquitectura".
"Como profesionista, Rivera se dedicó a promover propuestas que le dieron reconocimiento a nivel nacional, como el proyecto de ley para la conservación de la ciudad de Dolores Hidalgo, en Guanajuato, y convertirla en monumento histórico", concluyó la subdirectora general del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL.
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