L’incoronazione di Poppea fue la primera ópera que abandonó los palacios de la aristocracia italiana para representarse en un teatro público. Resultó innovadora al apartarse de los argumentos mitológicos y utilizar un episodio histórico. A partir de su interpretación inaugural en Venecia, posicionó a Monteverdi como el más destacado compositor de la época, al redefinir los límites de la música teatral gracias a una partitura en la que no se trata tanto de personajes que encarnan estados emocionales, como de percibir y escuchar de qué forma estas emociones se manifiestan y evolucionan, nos conmueven e incitan a penetrar en el mundo barroco.